Diciembre en lo espiritual
Debo decir que nunca he sido de esas personas que les gusta la navidad, no por lo que representa, más bien por las vivencias que he tenido. En algunos momentos creo que me he identificado con el “Grinch”, y al igual que él, he aprendido a que mi corazón acartonado y pequeño se habrá paso en ese lugar obscuro y reducido que estaba y le permita latir con todo su esplendor y reconozca que la navidad es más que simples fiestas, compras, regalos o comida. Diciembre es uno de los meses son el mayor significado espiritual, emocional y sentimental del año, es curioso, pero, hasta su clima permite que estas fiestas inunden no solo el cuerpo, la mente o el espíritu de cada uno de nosotros. Vamos más allá a querer hacer cambios, a buscar ese lugar que consuele un poco nuestras ajetreadas vidas. Y para todo debe haber una motivación, y estas fiestas nos permiten ir mas allá de un evento social o familiar. Lleva un mensaje espiritual de un ser que ha dividido el meridiano de los tiempos. Sin importar que seamos o no creyentes, no unimos a esos principios y enseñanzas con corazones más susceptibles a la emocionalidad sentimental de las fechas. En este mes ocurre el solsticio de invierno que antes que todo, los antiguos habitantes de muchas civilizaciones antiguas ya daban cuenta de este hecho natural del cambio estacional. Brindando no solo el ambiente perfecto, también la adecuada apertura a los sentimientos más nobles y bellos que la mayoría de los seres humanos podemos tener.
Este es el pretexto perfecto para mostrar aquella bondad que se olvida con las ocupaciones diarias, la rutuna.
El poderoso significado espiritual invita a la generosidad.
Al muy estilo cuento de navidad compartiré lo siguiente:
Naciendo en una familia muy particular, hubo eventos que me hicieron no disfrutar la navidad, hecho que llevo a elegir un día en que mis hijos pudieran convivir conmigo en estas festividades, y ¡Claro! Elegí el año nuevo. Puesto que no era algo importante para mí, los recuerdos de estas fechas lejos de llenarme de alegría, sacaban dolorosos recuerdos que debía mantener lejos de la felicidad festiva del momento. Así que claro que hubo regalos, cena y esas cosas en algunas ocasiones. Solo que eso de las decoraciones causaban muchos estragos en mí, por lo que prefería salir de viaje con mis hijos y quitarme esa presión de encima.
Al paso del tiempo y por ley natural (no muy de acuerdo, pero acepto) vi como mis hijos crecían y formaban familias, ahora ya con nietos me he dado cuenta que mi corazón ha vuelto a latir, siento como se expande en mi pecho y me llena de gozo. Si bien es cierto que mis hijos, ahora mis nietos y mi esposo, aceptan esta parte oscura en mi y la respetan, se que no son completamente felices por esa apatía a la fecha.
Y ahora al puro estilo de ese cuento de navidad de Charles Dickens donde el viejo cascarrabias del Sr. Ebenezer Scrooge donde al final le gana la bondad de los que lo rodean o del Mr. Grinch que al igual que el Sr. Scrooge y yo hemos escondido dolores que nos han marcado para que en esta fecha se pierda la emocionalidad de las fiestas. Y así como Cindy Loo en el Grinch o Bob Cratchit, representan la honestidad, la bondad con corazones sinceros, puros y reales. Sin pretensiones o apariencias, aún a pesar de las situaciones sentimentales, emocionales, económicas, se mantienen optimistas y amorosos con todos. Sin importar nada muestran su respeto y felicidad en las cosas simples sin afanes.
Por lo que así como yo, los muchos señores o señoras Scrooges o Ginches que hay, al final logra un acto de bondad tocar las fibras de nuestro ser y volvernos creyentes de estos festejos, donde todo el mundo en sus diferentes naciones “NOS” unimos a recordar los ejemplos y enseñanzas de un hombre sencillo de humanidad, sin embargo poderoso, aún al paso de los años, de los siglos, de los milenios ha logrado dividir los tiempos para dejar enseñanzas que nos elevan más allá de lo físico o metal y nos permiten “comprender” que este mes nos permite dar y recibir actos de amor, volviéndonos humanos, felices y agradecidos por esos seres que se han ocupado de nosotros. Familiares o no, pasan a ser parte de las cosas y acciones buenas que si podemos contar.
La depresión es un exceso de pasado que no podemos cambiar y nos evade del tiempo presente.
El estrés es el exceso de futuro sin opción a que lo logremos alcanzar.
Por lo que te invito hoy ha permitirte dejar todo, despojarte de lo pasado o de lo futuro y que vivas el presente de este maravilloso mes con su poderoso significado espiritual. Sin ser creyentes o siéndolo, vivamos esta maravillosa historia de amor en la que un hombre anticipado por muchos, logro terminar la espera y nacer de simples personas, en un simple pesebre y alcanzar la mayor gloria y poder en la tierra.
Este simbolismo espiritual es importante para cada uno de nosotros, nos renueva, son sensibiliza y nos da cada año la oportunidad de ponernos al corriente con los necesitados de algún tipo, cualquiera y poder AYUDAR, prestar servicio, hacer actos de caridad y llenos de bondad, solo dejemos que afloren estos sentimientos.
Diciembre representa los finales de un ciclo, de un año, sin embargo, la natividad representa un nuevo comienzo.
Reflexionemos, hagamos los cambios, he conocido ha personas que murieron ahogados en sus rencores, perdonemos que al hacerlo nos vemos liberados de esas cargas que son pesos muertos que detienen nuestro paso al camino bueno, donde siempre habrá alguien que este esperando por nosotros en su mesa, en su vida.
Gracias a todas las personas y seres que ponen algo de bueno en nuestras vidas cansadas, ajetreadas y maltratadas en las que olvidamos lo que hoy podemos recordar.
Jesucristo vive, dio su vida para pagar los pecados de todos los seres humanos, que aún en el más frío y duro invierno nos enseña a no perder la fe, a que nos llenemos de esperanza, y así como las tinieblas ceden ante el resplandor del sol, así pronto llegará la primavera y empezaremos de nuevo nuestras vidas, sin descanso, sin pausas….
Esperando de nuevo la navidad para agradecer a todos y cada uno de los seres que tocan nuestra vida, donde podemos arrepentirnos de los errores que solemos cometer por la debilidad de nuestro ser y tener la fe de analizarlo, estar conscientes de ellos y no volver a cometerlos.
Dejemos que este misticismo religioso nos ayude a ser mejores personas, mejores padres, hermanos, amigos, humanos.
Que el pretexto de la Navidad y todo el mes de diciembre nos permita reunirnos y celebrar el nacimiento de Jesús que permite ofrendar su vida por todo el genero humano y su salvación.
Así como he sido la peor persona para festejar la navidad, hoy invito a todos a dejar que esta nos lleve al cambio espiritual, emocional pleno, donde la bella luz de las enseñanzas del Salvador alumbrará nuestras vidas y consolará nuestras almas atribuladas, permitiendo gozo en ellas.
ya ningunos ojos lloran, ya ningún alma se angustia
sin que yo me angustie y llore;
ya mi corazón es lámpara fiel de todas las vigilias,
¡oh Cristo!
»En vano busco en los hondos escondrijos de mi ser
para encontrar algún odio: nadie puede herirme ya
sino de piedad y amor. Todos son yo, yo soy todos,
¡oh Cristo!
»¡Qué importan males o bienes! Para mí todos son bienes.
El rosal no tiene espinas: para mí sólo da rosas.
¿Rosas de Pasión? ¡Qué importa! Rosas de celeste esencia,
purpúreas como la sangre que vertiste por nosotros,
¡oh Cristo!»
Amado Nervo
Director General

