APRENDE A COMPARTIR
Recibir es agradable, solo que compartir brinda mucha satisfacción y gozo
Cada fin de semana los Busanitos suelen compartir un día, reunidos todos juntos con sus familias, tíos, primos, abuelos y a veces amigos de ellos.
Cierto fin de semana iban a ir a casa de la tía Nany a pasar el día familiar, ella cocinaría carne asada.
Los Busanitos estaban contentos ya que convivirían nuevamente, la escuela tiene un descanso y pueden disfrutar de momentos agradables.
Jey Jey, Yayi, Tocha, Mimima y Pacalo disfrutan pasar tiempo en familia.
Como suele ser cada domingo, se preparan para ir a la iglesia, con sus mejores ropas y a tiempo para disfrutar del servicio.
Más tarde se cambian con ropa más cómoda y se reúnen en la casa de su tía.
Ahí todos hablan de su semana, como fue y lo que aprendieron.
Necesitan salir por algo y van todos juntos en compañía de sus mamás, ya en la calle ven a un señor sentado en una banca, algo sucio y mal alineado.
Tocha lo saluda con amabilidad, el señor responde el saludo y luego Jey Jey le pregunta que si necesita algo. A lo que el señor le responde:
─No he comido en días, ¿tendrán algo para darme?
Al escuchar sus palabras las mamás regresan a casa de la tía Nany y le preparan algo de comer y una gran botella de agua. Regresan con él y permiten que los Busanitos le den la comida y el agua.
Yayi, entonces le pregunta:
─¿Por qué no habías comido?
Él, responde:
─No había comido porque me fui a otro país para buscar un mejor trabajo, pero al no tener mis papeles al corriente, me deportaron.
─¿Qué es deportar? ─preguntó Mimina.
─¿¡Deportar!? ─diciendo todos al mismo tiempo.
A lo que el extraño les responde con amabilidad y tristeza…
─Deportar es cuando ya no eres bienvenido en ese lugar y te envían fuera de ahí.
A lo que Tocha le pregunta: ─¿Por qué no estás en tu casa?
Él nuevamente responde con los ojos casi por derramar lágrimas…
─Es que me enviaron lejos de mi casa y sin dinero para poder llegar. De hecho, ya tenía varios días pidiendo comida o agua a las personas, pero mi aspecto les daba miedo o asco y nadie me ayudaba, hasta ahora que ustedes me brindan alimento y agua.
Conmovidos todos por su historia lo abrazaron y fueron nuevamente a la reunión donde expresaron la triste historia del señor de la calle.
Todos se entristecieron al saber por lo que pasaba alguien por lo que se dispusieron a ayudarlo.
Lo llevaron a un lugar para que se bañara, le dieron ropa para cambiarse y lo esperaron para que un carro lo llevara a la Central para que tomara un autobús que lo llevaría a su casa. Lo ayudaron a que hablara con sus familiares para que esperaran su llegada.
Pasaron dos días y recibieron la llamada de un lugar muy lejos de su ciudad. Era el señor y su familia que les agradecían todo lo que hicieron por él y bendecían a cada uno de los integrantes de la familia de los Busanitos que lo ayudaron y le permitieron creer que hay personas buenas en donde sea, dispuestas a ayudar. Le enviaba las gracias en especial a Jey Jey, Yayi, Tocha, Mimina y Pacalo por tener la curiosidad y acercarse a alguien con esa apariencia y abrir su corazón en su ayuda.
Al escuchar Busanitos este mensaje les dio mucho gusto y sus padres les enseñaron que esa alegría que sentían era por brindar ayuda, por lo que ahora saben que es más satisfacción dar que recibir.
Enseñanza:
Escuchamos tantas veces que es mejor dar que recibir. Pero, ¿Cuántos realmente estamos dispuestos a dar aún más de lo que tenemos para ver a otros mejor? Ayudemos a todos sin esperar recompensas, estas llegarán del cielo en abundancia. Enseñemos a nuestros hijos a ser empáticos con todos, a respetarlos y a brindar consuelo y apoyo.

