El Jardín de Elena - Un jardín lleno de amor
En un hermoso pueblo rodeado de montañas y árboles frondosos, vivía una madre llamada Elena junto a sus tres hijos: Marco, Sofía y Mateo. Elena era una madre amorosa y sabia, a quien todos en el pueblo respetaban y admiraban.
Un día soleado, mientras los tres niños exploraban el bosque cercano, se encontraron con un hada mágica. El hada les dijo que había escuchado hablar sobre el amor y el respeto que los niños del pueblo tenían hacia sus madres, y decidió recompensarlos con un regalo especial.
El hada les dio tres pequeñas semillas brillantes y les dijo: "Estas semillas contienen el poder del amor y el respeto hacia vuestras madres. Plantadlas con cuidado y veréis cómo crecen vuestras muestras de aprecio hacia ella".
Los niños regresaron a casa emocionados con su regalo y contaron a su madre lo que habían encontrado. Juntos, plantaron las semillas en el jardín de su casa, regándolas con agua y amor cada día.
Con el tiempo, las semillas comenzaron a germinar y crecer. Marco vio cómo brotaba una rosa roja, Sofía una hermosa flor de lirio blanco, y Mateo un girasol brillante. Cada flor representaba el amor y el respeto de los niños hacia su madre.
Elena estaba encantada con el regalo de sus hijos y cuidaba con cariño las hermosas flores que habían crecido en su jardín. Y en todo el pueblo, la historia de los niños y el regalo del hada se convirtió en un recordatorio de la importancia de amar y respetar a las madres en todas partes.
Desde aquel día, en el pueblo de Elena, los niños aprendieron que el amor y el respeto hacia sus madres son como semillas que crecen y florecen con cada acto de cariño y gratitud. Y así, la devoción hacia las madres perduró por siempre en aquel lugar lleno de magia y amor.

